lunes, 10 de noviembre de 2014

Corre por tu vida


"Corre, corre pequeña.. "

Nevaba. Catherine temblaba, mientras su sangre, que gota a gota caía de su cuerpo teñía de un tono carmesí la nieve que bajo ella había acumulada.
Huía de un hombre que la había comprado por 20.000 dólares. No sabía quien era, pero su sed de sangre la había estremecido desde que llegase a esa caseta de madera donde la tenían retenida.
No sabía como había llegado allí. Solo recordaba que mientras volvía a casa de aquella discoteca alguien le había preguntado la hora y entonces de repente todo se volvió oscuro.

"Digamos que estabas en el sitio equivocado a la hora equivocada"
"No nos lo tengas en cuenta, nosotros SOLO hacemos nuestro trabajo"
"Puedes sentirte satisfecha, nos has hecho ganar mucho dinero"

Las frases que le habían dedicado sus captores le golpeaban en la mente mientras trataba de buscar un sentido a todo aquello. Era real, el dolor era real. Había sido vendida y estaba siendo cazada. Las caras de sus familiares, sus amigos, su novio.. Todas ellas pasaban por sus ojos mientras trataba de convencerse de que probablemente no volvería a ver ninguna de ellas.
El sonido de un disparo seguido del impacto en el árbol sobre el que estaba apoyada la trajo de vuelta a la realidad de la forma más dolorosa posible. La bala se había comido parte de su oreja derecha.
Tapándose la boca para ahogar el grito, forzó a moverse a su entumecido cuerpo tan rápido como pudo. Corrió, mientras a su alrededor trozos de árboles saltaban en los aires debido a nuevos impactos de bala.
Su alrededor pasaba por sus ojos a cámara lenta mientras esquivaba ramas y saltaba para no caer en las trampas que la naturaleza, en forma de raíces escondidas le ponía a cada paso.
Risas y disparos rompían el silencio del bosque mientras Catherine notaba como su cuello se llenaba de sangre.
Lloraba, quería escapar de aquel lugar, quería despertar de esta pesadilla tan extremadamente real y dolorosa, pero sabía, que sólo habría una forma de que todo aquello acabase.

"Con su muerte".

Seguía corriendo, pero notaba que las fuerzas comenzaban a abandonarla y con ello, la respiración de la muerte se acercaba cada vez más a su nuca. La única opción que le quedaba era morir.. O matar. La desesperación comenzaba a susurrarle cosas extrañas en el oído, pues la idea de enfrentarse a quien la estaba cazando crecía rápidamente en su interior.
Saltó un pequeño desnivel que se encontró y al caer se pegó rápidamente a la fría pared de piedra. La oreja le ardía y parecía que su corazón quería saltar de su pecho y seguir corriendo por su cuenta. Temblaba. No podría continuar corriendo mucho más, lo sabía. Por eso... Por eso tenía que intentar plantarle cara a su perseguidor.

"Que más da morir ahora que dentro de una hora" - Pensó -

Sin tiempo para poder pensar un plan, escuchó las pisadas de su perseguidor, el cual saltó el desnivel sin problemas y cayó enfrente de ella, dándole la espalda, a muy poca distancia.
Catherine no se lo pensó, saltó hacía él mientras gritaba desesperada.
El grito alertó lo suficiente al cazador como para poder girarse y propinar un fuerte golpe con la culata de su escopeta a la bestia que se abalanzaba contra él que la hizo caer al suelo de rodillas.

- Por fin das la cara, conejita - Le dijo mientras sonreía -

Le propinó una fuerte patada en el estómago seguida de otra en la cabeza que la hizo caer al suelo boca arriba mientras el aire se llenaba de pequeñas gotas de sangre que comenzaron a brotar de su boca debido al impacto.
El cazador soltó su arma y se arrodilló junto a ella mientras sacaba un gran cuchillo de caza que llevaba en el cinturón. Se acercó a su oído.

- Perdóname, pero voy a romperte el corazón - Dijo -

Catherine buscaba a tientas algo con sus manos, buscaba algo que pudiera salvarla.. Y lo encontró, pero demasiado tarde.

El cazador hundió lentamente su cuchillo en el corazón de Catherine y ella, con un último grito lleno de rabia, dolor y desesperación, le clavó en la cabeza una rama que su mano derecha acababa de encontrar.
Él, cayó muerto hacia un lado y su cuerpo comenzó a convulsionar lentamente. Ella, mientras toda la nieve a su alrededor comenzaba a volverse de un tono carmesí, sonrió dejando caer su brazo derecho pesadamente.

- Sabes, digamos que estabas en el sitio equivocado a la hora equivocada - Dijo Catherine segundos antes de morir -


Horas más tarde, la nieve, había sepultado ambos cuerpos.

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