domingo, 25 de enero de 2015

Para ti, para ella, para nadie más.

Los días se habían vuelto fríos
y junto a ellos también mi mente y mi alma.
Mis demonios dominaban mis acciones
nubes, oscuridad, pesar
el mal nublaba mis intenciones.

Apareciste.
Poco a poco pero apareciste.
Viniste para alejar a las nubes de mi mente
para alejar el hielo de mi corazón
para hacer tuyos a los demonios de mis ojos.

Princesa de ébano
no de piel, pero si de pelo, de ojos.
Reina de corazones
rotos en pasado, me contaste
ardientes en presente, comprobé
deseosos en un futuro, soñé.

Salida de un sueño
sueño que solo los visionarios pudieron ver
no un sueño real, sino virtual
inconcebible en épocas pasadas
necesario para épocas futuras
existente tan solo en este nuestro presente.

Al principio mi mente era vacía
mis ojos, de todos
pero conseguiste que mi mente
de ti se llenase
y mi mirada, cualquiera que fuera
fuese solo tuya.

Tu cuerpo me sedujo, no puedo mentir
tu voz me cautivó
llenando el silencio de mi vida
y tus palabras...
Tus palabras fueron mi único sustento
durante meses y meses
permitiendo que la luz
volviese a entrar por mis ventanas
iluminando mi vida de nuevo.

Viniste a traerme un mundo
que no supe del todo ver,
viniste a traerme unas emociones
que no supe del todo apreciar
y por eso te gané unas cuantas veces
pero te perdí demasiadas más.

Demasiado oscuro para tu luz fui
recibiendo primaveras
devolviendo inviernos
y aunque logré pagar algún verano
nunca fue suficiente para el frío
que al agarrar tu mano
inconscientemente te transmití.

Perdóname por ser lo opuesto a lo que imaginaste
por ser el martillo que rompiera tus ilusiones
y el pañuelo que nunca supo limpiar tus lágrimas.
He sido demasiado frío para tu mano
demasiado ciego para tu corazón
demasiado pasivo para tu emoción.

Te quise, quiero y querré
y aunque bien sabe dios que lo intenté
de mi mente jamás te alejé
y mentiría cual bellaco
si ahora o en el momento de mi muerte
dijera que llegar a hacerlo pude y conseguí.

Estas son quizás las últimas palabras
que de mi querrás leer.
Igual querrás olvidarme y dejarme donde estoy ahora
fuera de tu vida.
Pero siendo esto cierto o no
quiero que sepas que todo esto

Es solo por ti, para ti y para nadie más.








Horizonte

Llegas a casa
tan sola, vacía
hola de nuevo oscuridad
no hay respuesta
nunca la hay.

Duermes, comes, vives
sobrevives.

Amistades que vienen y van
almas que nunca están lo suficiente
fallos que se repiten, que duelen
culpas, gritos, preguntas
amores que se escapan
juventud que se desvanece.

Estar en todos lados
no estar en ninguno en realidad
hablas, miras, piensas, callas
intentas estar ahí
intentas verlos
pero están, sin estar
son ellos
pero no eres tú.

Sueños que se esfuman
futuros en negro
pensamientos en niebla
emociones color hielo
sentimientos que queman por su frialdad.

Tus brazos se acortan
tus piernas se endurecen
gritas, chillas, corres
se alejan, se alejan
imposibles de alcanzar
siempre alejándose
ellos el horizonte
tú el que mira
ellos el horizonte
tú el que mira.

Caras falsas
dientes afilados
lobos en realidad
con sonrisas de oveja
con voces de oveja
con almas de asesinos.
su premio, tu confianza
ingenua, bendita, buena
tu premio, la soledad.
tu premio, mirar el horizonte.

Vuelves a tu mundo
llegas a casa
tan sola, vacía
solo tu mente te da la bienvenida
vuelves a tu realidad
suspiras
un día menos, un día más
veremos que nos trae el mañana.

Te acuestas, duermes y sueñas
sueñas que ya no miras al horizonte
sueñas que caminas hacia él.

Suena el despertador
sonríes
ese momento llegará
algún día, algún día..